No la besé ni le canté,
nunca jamás la conocí.
Tan solo se que ayer
el destino la puso ante mí.
Alguien me dijo alguna vez
que si pide un trago le invite cien,
y que me acerque a su puerta
si muero de sed...
No la soñé ni la esperé,
nunca jamás le escribí.
Tan solo se que ayer
sus ojos golpearon en mí.
Alguien me dijo que ella
se fue con el hijo de un Dios,
que tiene malas compañías,
que su corazón es cinco estrellas...
No la busqué ni la lloré,
(nunca jamás la deje ir).
Tan solo se que ayer
su sonrisa produjo algo en mí.
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