Ni un océano, ni un avión
ni el silencio más profundo
ni Silvio y su canción
ni el trabajo, ni el estudio.
Ni una murga, ni un dolor
ni la locura más urgente
ni el deseo, ni el alcohol
ni los dichos de la gente.
Ni el comienzo, ni la distancia
ni la falta de masajes
ni el ego, ni la arrogancia
ni la ausencia, ni los pasajes.
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