Ha liberado, finalmente, mis manos.
Ha muerto la infiel dictadura
de recuerdos, atroz desventura
de ilusiones y sueños arcanos.
La guerrilla en su cama fue un caos,
revolución de cuerpo y alma,
revolución con fe, sin calma,
heridos, heroicos y enamorados.
Descarrilando los trenes del miedo,
asechando en su pecho, en su Sierra,
pariendo, de esta era, un corazón.
Prendiendo el sol con un dedo,
viajando por el trillo de su tierra,
revolucionando la vida y el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario