martes, 10 de marzo de 2009

SONETO PARA UN DIOS

Todo parecía tan real:
Las estrellas bajaron
Su figura formaron
Entre el cielo y el mar.

Consternado por la belleza
De su blanco precoz
Mi fortaleza su voz
Y sus alas mi tristeza.

Luz que guía el camino
Ave alquimista sin dueño
Cómplice del destino.

Deja que vuele conmigo
Que sea parte del sueño
Que sea juez y testigo.

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