Córdoba corre
y yo camino
buscando la foto,
marcando el camino,
mirando atento
los pasos perdidos.
Córdoba grita
y yo duermo
callando secretos,
llenando cuadernos,
rimando en voz baja
las prosas, los versos.
Córdoba sigue
y yo respiro
colmando mi pecho,
creyendo estar vivo,
cargando con calma
los vasos vacíos.
Córdoba sufre
y yo, argentino.
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